lunes, 24 de octubre de 2011

Olea Restaurant (Olesa de Montserrat)

Un sábado por la mañana zapeando en la radio me encontré con un programa gastronómico en Ràdio 4, Art & Teca. Me quedé escuchando sus diversas secciones, en que tratan diversos temas (relacionados con la gastronomía, por supuesto), y tras una sección gastromusical de Isma Prados, en la parte final Eva García Hausmann propone recetas para aprovechar más y mejor lo que compramos y nos sobra en la nevera. En esa parte hay un concurso, participé y me llevé el premio: una cesta de productos Eroski y una comida en el Olea Restaurant, el restaurante de Eva en Olesa de Montserrat, y ahí que fuimos.

Aprovechando la excursión por la mañana fuimos a la Fira de la coca i el mató de Monistrol de Montserrat, la mayor feria gastronómica de la zona. Paseamos por las paradas y por el pueblo, probando un poco de todo, vimos el miniparlamento que hizo la invitada de este año, Carme Ruscalleda, y compramos un poco de todo...el botín al final del post.

Y a mediodía fuimos al Olea. Nos estaban esperando, nos acomodaron en una mesa en el amplio comedor y empezó el festín. Porque Eva nos había preparado una degustación completa de la que salimos muy satisfechos y con ganas de volver. Ya en la mesa, aceitunas y patatas fritas mientras nos traía el vino y al momento empezamos con unas bravas Arola-style (bien) y un festival de closca (mejillones, navajas y almejas) al vapor con sake (de ole).



Después, la que ellos llaman ensalada catalana que en realidad es un gran combinado de escalivada (perfecta), anchoas, jamón y embutidos de la terra con ensalada. Otro ole, todo perfectamente aliñado.

Cuando ya pensábamos que llegaba el plato principal, aún un par de platos más, esta vez en la onda asiática que empezábamos a descubrir de la chef: langostinos rebozados con sweet chilli y romesco (ricos ricos) y unos raviolis estilo gyoza rellenos de butifarra y cebolla caramelizada con foie: contundentes


El plato principal llegó: puntas de filete con setas (“rossinyols, camagrocs i ou de reig”). Otra delicia.


Y para acabar el festín, dos postres: un milhojas de crema y nata y minicoulants con helado, para el que Eva nos propuso el nuevo Frisant de Gramona, como el vi de gel pero con un poco de aguja.


Tras los cafés, estábamos para ir directos a la siesta, pero acabamos la comida charlando con Eva y su marido. Encantadores es poco. Gracias por todo, a ver cuando volvemos: cocina de producto con tan buen precio (menú de fin de semana a 20 € todo incluido, a la carta sobre los 30 €) y con tan buen trato, vale la pena. Y a escucharla en el Art&Teca!

He dejado para el final el botín con todo lo comprado en la Fira de Monistrol: de izquierda a derecha y de arriba a abajo: coca de Montserrat, chocolate con aceite de oliva y sal, bull de nueces, bull de setas, mousse de atún con setas, mousse de escórpora, fuets, mató, pastel de mató y bull negro. Menuda alineación! La dieta, la empezaremos el (otro) lunes...


sábado, 22 de octubre de 2011

La Pepita

Mucho tiempo sin pasar por aquí, entre una cosa y otra lo iba dejando y han pasado ya meses. A ver si al menos retomo el blog para temas gastronómicos (modestos, que la cosa no da para grandes dispendios). Ayer cenamos en La Pepita (Còrsega 343), definido por ellos mismos como multidisciplinar ("cafés, desayunos, aperitivos, comidas, cañas, vinos, copas, tapeo y nuestras PEPITAS!"), o como definiría yo tras la visita, un bar de tapas creativas como los de Sevilla.
Viernes noche, 22.30 h, el momento del cambio de turno, el local a tope (muchos guiris) y aquello era un poco caótico, gente en la barra, entrando, saliendo, hora punta absoluta. Pero en un cuarto de hora nos acomodaron en una mesita y ya olvidamos este inicio, porque a partir de ahí todo funcionó perfecto y sin esperas, muy bien atendidos.


Empecemos. Primero pedimos un trifàsic, combinado de tapas con croquetas con romesco (muy ricas), ensaladilla con encurtidos (que no me entusiasmó tanto como a otros) y una "tapalata", escogimos los mejillones en escabeche con boniato (melosos y sorprendentes. Muy bien). También cayeron unos huevos con patatas y jamón ibérico y unas bravas, que van con dos salsas (pero con el inconveniente de que las patatas son las mismas de los huevos). Muy bien todo.

Rematamos con una pepita de butifarra con manzana (que resultó ser de morcilla), que hay que comer combinando en cada bocado la manzana confitada, la fresca y la pepita, sino queda muy sosa, y una refrescante coca de sardinas. Ya nos estábamos acabando la botella de Verdejo pero la ocasión pedía a gritos no dejar pasar los postres, así que...

como buen fan del arroz con leche no dejé escapar el suyo, con mermelada de pimientos de Piquillo. Extraño y adictivo, muy buen postre. T. optó por una pepita de chocolate, versión del "pa amb oli i xocolata" a la que encontró a faltar más pan.
Muy buena experiencia a pesar de las aglomeraciones iniciales, habrá que repetir para probar el secreto ibérico escabechado o el salmorejo de calabaza. La cuenta, 30 € por cabeza.