El servicio, un poco verde aún, nos acomodó y empezamos a leer la carta. Aunque hay un menú de mediodía para los que añoramos el mítico menú del Saüc de Ptge Pellicer - que ahora ya no ofrecen- (el del Gastronomic Bar incluye las tres tapas del día, bebida y postre o café por 22 €), fuimos a picotear de la carta. Lo primero, los tacos de calabacín marinado con queso y menta (en la foto superior). Me esperaba el calabacín "más marinado", al estilo de la berenjena del Shunka, pero aún así, un buen entrante.
Lo siguiente en llegar fue el primer olé de la tarde: mejillones fritos con cebolla caramelizada. Crujientes y sabrosos. Y eso que yo no suelo entusiasmarme por los mejillones...
Después, unas ricas croquetas de pollo con setas, otras de bacalao a la llauna y una potente bomba de cap i pota: contundente.
Segundo olé de la tarde: los calamarcitos con papada y garbanzos, muy Saüc-esque, todo un clásico. Buenísimos.
martes, 22 de marzo de 2011
Ohla Gastronomic Bar
domingo, 13 de marzo de 2011
La Pubilla (Hoy menú)
sábado, 5 de marzo de 2011
Tickets
Como buenos early adopters, hace semanas empezó la posibilidad de reservar en el Tickets, el nuevo proyecto de los Adrià en el Paral.lel y reservamos. La verdad es que en estos primeros días dicen que no reservan en toda su capacidad porque siguen de rodaje. Veredicto: todo muy bien. Perfecta puesta en escena, excelente producto, buen servicio. Caro (aunque menos de lo que esperábamos) pero la experiencia vale la pena.

Éramos 7 y nos pusieron en esta mesa (de fibra de vidrio, diseñadas especialmente) junto a los ventanales del Paral.lel, junto a una de las barras. (Esta foto es de observaciongastronómica, que ésta no me acordé de hacerla)
Curioso lo de que además de cubiertos haya unas pinzas, perfectas para algunos de los platos.
Empezamos con las aceitunas esferificadas, clásico bulliniano que a los desafortunados que jamás fuimos a El Bulli nos sorprendieron. Explosión de sabor.
También sorprende el pescaíto frito con algas gallegas, que resulta ser un snack con verdadero sabor a pescaíto.
Otra sorpresa: el jamón de toro. Jugando con el lenguaje, se trata de ventresca de atún en salazón casero pintada de grasa de jamón ibérico. Delicioso contraste de sabores...uno se llega a confundir y no saber qué está comiendo, si atún o jamón.
También muy curioso el tartare de tomate especiado con panecillos aéreos crujientes. La mezcla de salsas recuerda el sabor del steak tartare.
Los fans de las ostras disfrutaron con la ostra con vinagre de Jerez, chalota y caviar de aceite de oliva virgen.
A ésto nos apuntamos todos: navajas al natural con jengibre, cayena y aire de limón. Exquisitas (y vienen cortadas en dos para facilitar la tarea al comensal).
Llegó la hora de los xuxis (bocados para comer con la mano). El que más triunfó fue el ravioli líquido de queso de Payoyo (una esferificación de nuevo), aunque la coca con panceta adobada rebosaba sabor también.
Patatas confitadas en aceite de oliva con jugo de costilla de cerdo y jamón ibérico cocido. Al lado del pulpo quedaron un poco deslucidas, pero estaban buenísimas.
Una constante de la noche: las amplias cristaleras llaman la atención y todo el mundo que pasa mira al interior.
Casi nos comemos hasta la cáscara, no digo más.
Menos sorprendente aunque rico fue el pastel tibio de almendras con sorbete de albaricoque.
(Digo lo de menos sorprendente porque es habitual encontrarse postres así en los bistronomics). También ricos los buñuelos de chocolate.
Con cervezas a go-gó (riquísima la Estrella especial que tienen), una botella de tinto Venta Las Vacas (los vinos que vimos en la carta estaban a precios algo hinchados, eso sí) y una botella de vino dulce Pago de Cirsus, muy à la Tokaji, salimos a 53 € por cabeza. Una experiencia muy positiva. Habrá que volver a probar otras especialidades de la carta que nos quedamos con las ganas de probar, como la panceta fondante con chicharrones, o el bonito con escabeche con pimientos asados...
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