domingo, 8 de noviembre de 2009

Agora-Reza

Por fin vimos Agora. Aprovechamos las invitaciones que nos dieron cuando se cortó varias veces la proyección de Gordos en el Renoir el lunes pasado. Y que decir ya que no se haya dicho. No me desagradó, pero no me entusiasmó en ningún momento. Recrea una época muy bien -o eso parece, ya no me meto en si la recreación es fidedigna o no, pero el templo es clavadito al de Karnak-, está todo muy hecho a lo grande, pero nada engancha, uno lo ve de lejos, como en esas imágenes en plan Google Earth que a ver si Amenabar explica a qué vienen. Y es que falta chicha, y eso que la peli más american-ish no puede ser: está todo explicado dos veces para que quede muy claro. La parte científica (?) me interesó, claro: esa explicación de la elipse estoy por usarla en clase de lo didáctica que es, por ejemplo. Pero a Hipatia dan ganas de decirle que se relaje y disfrute, Rachel Weisz siempre con esa cara de sufrimiento. Y de los demás no destaca mucho nadie, ni el esclavo (Max Minghella) por muy mono que sea. Chapeau por el taquillazo, eso sí.

Y el miércoles a Ferdiyei le falló la acompañante y la sustituí a última hora, tenía entradas para el Nacional: Una comèdia espanyola, de Yasmina Reza; dirigida por Silvia Munt y en el reparto Ramon Madaula y el regreso de Mónica Randall. Mi primera vez en la enorme sala grande, con ese escenario espectacular, lástima que la obra sólo me gustó a ratos, mucha supuesta profundidad en la reflexión sobre los actores y el mundo teatral, que se convierte en sopor que remonta cuando reaparece la representación de la comedia en la que actúan. Mónica Randall, como no, estupenda, eso sí.

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