Concha y Doris

Que ens fem grans escribía en la anterior entrada. Y de eso, y de la muerte, van las dos obras que he visto esta semana. Una en teatro, con la gran Concha Velasco, en el Goya: La vida por delante. Adaptación teatral de la obra que se llevó al cine hace siglos, con Simone Signoret, Madame Rosa. La obra está bien, centradísima en Concha con el apoyo del actor joven que hace de Momó (Rubén de Eguía, que a mí me cargó un poco). Estuvimos en fila 2, así que vimos a Concha en todo su esplendor. Impagable el speech final después de los aplausos. 69 añitos que tiene.
Me gustó, pero no me emocionó como la peli de Doris Dörrie, Cerezos en flor (Kirschblüten/Hanami), que va casi de lo mismo. Hacerse mayor, morir, la familia, los deseos no cumplidos, el vivir el momento. Buff. De la Dörrie recuerdo haber visto en los tiempos en que aún había cines de arte y ensayo, Hombres, Hombres, que fue como un hit de la época. Y ya más recientemente, Sabiduría garantizada, de la que siempre comento que es la peli que mejor plasma la sensación de viajar a Tokyo, perderse y no entender nada, no como Lost in translation que era una tontería. Cerezos en flor, a pesar de sus fallos (su excesiva duración, la recreación casi de turista en la danza butoh), emociona. Esas escenas de rutina diaria, cuando él llega a casa y ella le espera, le cambia la chaqueta, cada día igual, mientras sigue soñando con el Fuji y con bailar; el viaje sorpresa a Berlín con la familia que no sabe qué hacer con ellos, y la que mejor lo lleva es la que casi lo ve desde fuera, la novia de la hija. Lo dicho, emociona. Una peli alemana y con Japón como gran protagonista, tenía que verla, claro. Eso sí, de los diálogos en alemán no entendí casi nada, menos aún que en otras ocasiones no sé si es que hablan en dialecto bávaro o qué...ays que el examen de A2 es en junio! Y este verano se cumplen 10 años de nuestro viaje a Japón. Qué ganas de volver.